¡TE CONTAMOS! Los vibradores son juguetes que vibran y se mueven para estimular tus zonas erógenas, por ende, es muy común que las personas usen vibradores para estimular el clítoris y otras partes de su vulva y vagina, así como para para estimular el pene, el escroto, los testículos, los pezones y el ano. Tenemos para ti vibradores de muchas formas y tamaños, algunos se pueden usar para introducir en la vagina o el ano, y otros se usan en las partes exteriores del cuerpo.
Como complemento sexual de masturbaciones o relaciones sexuales llevan la delantera. Ganan entre los juguetes más buscados y populares en los sex shops, especialmente entre las mujeres. Pero, ¿por qué son tan deseados los vibradores?, ¿Qué los vuelve tan motivantes?
Gracias a la rapidez con la que los mitos y prejuicios quedan atrás sobre el uso, los vibradores dejaron de ser un tabú para pasar a ser uno de los juguetes sexuales cuya venta más creció entre las mujeres en el último tiempo.
Un vibrador es un complemento sexual que, como su nombre lo indica, produce vibraciones a través de uno o dos motores, mediante los movimientos, intensos o suaves, estimulan los genitales, pero también cualquier parte del cuerpo.
Hay distintos tipos de vibradores y en general funcionan de dos maneras: están aquellos que utilizan pilas y los que se cargan con USB, más prácticos y ecológicos. Los hay de forma fálica y con distintos tipos de vibración, y están aquellos que estimulan el «punto G» femenino, con una curva hacia arriba que estimula la vagina en sus partes más sensibles. Sirven para el juego previo y el durante.
«Hay algunos que vibran y que también sirven para penetrar, pero lo más interesante de los vibradores es que generan una estimulación perineal de lo más motivante.
vibradores en la historia
Al rededor de este objeto hay varias historias, muchas personas quien dice que Cleopatra tenía su propio vibrador de fabricación casera: una caja de madera con abejas dentro que al moverse generaban sensaciones muy sensuales.
Los documentos más verificables le atribuyen el invento al médico británico Joseph Mortimer Granville.
En 1880 el profesional diseñó el primer vibrador de baterías pero no justamente destinado a producir placer: estaba especialmente pensado para combatir lo que se conocía como la histeria femenina. El deseo sexual reprimido, en la época victoriana, era considerado una enfermedad y el tratamiento consistía en llevar a la mujer a un orgasmo.
A finales del siglo XIX, los «tratamientos» con vibradores se ofrecían en las playas de Europa y los Estados Unidos. En 1902 la marca Hamilton Beach lanzó a la venta el primer vibrador eléctrico. Desde ese momento, los vibradores comenzaron a sofisticarse en cuanto al diseño y funcionamiento. Incluso, aunque la mayoría está pensado para el público femenino, hay algunos modelos que ayudan a los varones a masajear sus genitales.
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